Hoy, 18 de julio de 2021, lo primero que he visto cuando he abierto Twitter por primera vez a media mañana eran las Tendencias en España. Éstas eran 18 de julio (Top 2), Arriba España (5), República (7), Golpe de Estado (8), Guerra Civil (9) y Cristina Almeida (29, aunque ha estado presente en relación con los Tópicos mencionados anteriormente). Y es que, no lo recordaba, hace hoy ya 85 años de aquel golpe de estado contra la Constitución Republicana del 31 que fracasó y derivó en la Guerra Civil Española. Gravísimo que no me hubiera acordado de dicho aniversario sin necesidad de verlo en Twitter, ¿No? Es algo muy actual y de especial relevancia e importancia para poder solucionar los problemas endémicos de nuestro estado como son el 40% de paro juvenil, un modelo empresarial nefasto, un modelo laboral endeble, unas Administraciones Públicas ineficientes o una polarización política creciente (nótese la ironía). Aunque, ahora hablando en serio, lo que me preocupa más es ver gente nacida más allá del 90 hablando de lo sucedido en el 36 y en la Dictadura, y de cómo hoy todo ello sigue más presente que nunca. A esas personas les animo a irse a cualquier estado dictatorial; no tengo necesidad de más, pues ya se dejan a sí mismos en evidencia.
Pero no, resulta que no todos los Tweets que contenían esas palabras tenían relación con el hecho histórico, sino con unas palabras que la señora Cristina Almeida había mencionado la noche de antes en La Sexta sobre el fallo de Tribunal Constitucional que declaraba inconstitucional el Primer Estado de Alarma al considerar que dicho instrumento jurídico-constitucional resulta insuficiente para legitimar democráticamente las medidas anti-COVID del Estado que, necesariamente, limitaban nuestros Derechos Fundamentales. Sus declaraciones, las de Almeida, se basaban en asegurar que el Estado de Excepción "Es un estado máximo de pérdida de libertades y todos los derechos. Yo lo he vivido con Franco y sabía lo que era" [Enlace de la noticia], justificando así que se aplicara el EdA en lugar del EdE. Esta afirmación tendría toda mi atención y mi respeto si no fuera porque, por un lado, conozco bastante bien que la señora Almeida no es una persona que opine de forma imparcial, sino sesgada con el fin de satisfacer sus intereses políticos por encima de su prestigio como jurista; y, por otro lado, hago caso omiso a dichas afirmaciones porque conozco, o así lo considero, lo que dispone la Constitución y la sentencia en cuestión, no como algunos y algunas.
Lo primero que hemos de matizar es que en la la España Franquista no había un Estado de Excepción constante mediante el cual se suspendían los derechos fundamentales, ya que, si afirmáramos eso, estaríamos reconociendo que en la Dictadura se aprobaron leyes que promovían y protegían los DDFF; y no es cierto. La España de Franco era un estado totalitario que fundamentaba su continuidad en el miedo y la falta de libertades para los españoles, y por tanto no hacía falta aprobar ningún estado de excepción, porque no había ningún derecho que suspender.
En segundo lugar, efectivamente el Estado de Excepción es un instrumento mediante el cual se suspenden los DDFF, y a través de él podríamos dejar sin efecto los derechos de los Españoles. Lo que no es correcto es asimilarlo al régimen franquista, ya que el EdE actual dispone de muchísimos instrumentos mediante los cuales controlar que no se haga un uso incorrecto o abusivo de dicha institución que otorga unos poderes excepcionales al gobierno, salvaguardando la constitucionalidad de las actuaciones del estado. Una de esas garantías es la previa aprobación por parte de las Cortes Generales, las que hemos votado todos; de modo que el órgano de representación de la soberanía nacional autoriza al gobierno a llevar a cabo dicha actuación; además, su prórroga sólo puede darse por un plazo de 30 días (igual que el plazo inicial) que no tiene por qué necesariamente consumirse (aunque en este caso, hubiera hecho bastante falta). Además, la suspensión de Derechos Fundamentales debe determinarse de forma concreta y motivando la suspensión, igual que se ha hecho con el Estado de Alarma. ¿Por qué con la activación del EdA se suspendió el derecho a la libre circulación pero no el derecho de las comunicaciones? Porque no hacía falta; del mismo modo que no se suspendió con el EdA, no se hubiera suspendido con el EdE. Comparar el EdE de la España constitucional con el Franquismo es sencillamente un disparate.
Lo que nos dice la sentencia del Tribunal Constitucional es sencillamente que en lugar de activar un Estado de Alarma, debería haberse activado el Estado de Excepción, ya que no puede el gobierno escudarse en el interés general o en un estado de necesidad para obviar las garantías constitucionales de protección de los DDFF, como bien dice la resolución. Y es que, en palabras de numerosos juristas, las limitaciones o suspensiones de los DDFF han de venir acompañadas de unas garantías proporcionales a su excepcionalidad y dureza. Ha habido muchos, especialmente políticos favorables al gobierno, que han protestado contra el TC alegando que "las medidas tomadas han servido para salvar muchas vidas"; y estoy de acuerdo. Mi pregunta es ¿Podríamos haber aplicado LAS MISMAS MEDIDAS en el EdE que en el EdA? Sí. Por tanto, ¿Podríamos haber suspendido/limitado DDFF de igual manera para salvar vidas pero respetando las garantías de los DDFF si hubiéramos aplicado el EdE? Obvio, así lo dice el TC.
La realidad es que hoy, un día más, los españoles de unas y de otras ideología se ponen de acuerdo en una cosa: perder el tiempo. Ojalá estuviéramos tan atentos a cómo se limitan y regulan nuestros derechos fundamentales en la España del 2021 como lo estamos de lo que ha sucedido entre el 1931 y el 1975. Ello es un síntoma inequívoco de lo que he dicho muchas veces: la España de hoy es ajena a lo que costó ganarse la libertad, y por eso no tiene miedo a perderla de forma injustificada. Me recuerda a muchos de esos pequeños empresarios que heredan un negocio que funciona muy bien y que no están demasiado atentos a la salud financiera del mismo: creen que se mantiene igual de fácil que llegó, y que aquellos que lo levantaron lo hicieron sin ningún tipo de sacrificio.
Mi conclusión final es que hace falta mucho trabajo para concienciar a la gente de que han de hacer respetar sus DDFF. Entre los españoles no despierta aún la conciencia de que el Estado es un instrumentos de ordenación de la población para garantizar nuestros derechos fundamentales, y siguen considerando al Estado como un ser superior al que hay que respetar y agradecer que nos otorgue las libertades de las que hoy gozamos. Los ciudadanos de este país aún siguen pensando en el Estado como aquello que Hobbes decía del Leviatán, por lo que muchos siguen agradeciendo lo que el Estado "regala" (pagado con los impuestos de todos, como una especie de autorregalo) y a rezar en casa porque esa gran bestia no nos devore cuando así lo desee.
Sillero Delgado
Dieciocho de julio de dos mil veintiuno, Terrassa
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