Podría empezar esta entrada al blog recordando lo que pasó aquel movido día de febrero de 1981, concretamente cuando el Congreso de los Diputados llevaba no más de 23 minutos ejerciendo su voto nominal para posicionarse sobre la investidura de Leopoldo Calvo-Sotelo. Fue en ese instante cuando un grupo de Guardias Civiles entraron a punta de pistola y otras armas de fuego para secuestrar a los legítimos representantes del pueblo español en un intento de derogar la constitución que años atrás nos habíamos dado entre todos, e instaurar nuevamente una dictadura militar como la que a duras penas habíamos dejado atrás. Todo el mundo sabe cómo acabó aquello y sería improductivo narrarlo con detalle. Se ha hablado tanto de este instante durante las casi cuatro décadas precedentes que nada de lo que yo escriba aquí será nuevo o dará un punto de vista moderno sobre el asunto. Pero no hacerlo sería olvidarnos del instante en el que España abandonó su dinámica de constituciones cortas debido a
Blog para hablar jurídicamente de asuntos de interés, pero de modo que pueda ser entendido por todo el mundo.